mariposa monarca

lunes, 21 de julio de 2008

Bonjour Québec!
Dimanche après-midi dans le parquet. L et moi, nous avions trouvé un banc à l’écart de la foule en haut des Plaines. Mais même dans notre coin tranquille on ne pouvait pas ignorer des hélicoptères de la presse qui rodaient presque directement au-dessus des arbres. D’un coup, huit motards policiers passaient à une vitesse accélérée. Y aurait-il eu un accident? Peu après, deux autres motocyclettes puis plusieurs voitures. D’abord une noire, puis une rouge; les fenêtres en arrière de celle-là étaient ouvertes. Et j’ai levé la main pour saluer les deux personnes, une femme et un homme. L’homme se penche un peut on avant, nous sourit et nous salut de la main. À ce moment, je réalisais que c’était lui qu’on allait écouter ce soir-là : Paul McCartney. L. me sourit et me dit « »Bon, on l’a vu. On peut retourner à la maison. »

Strawberry Fields – forever!
Das Konzert begann um halb zehn. Gut zwei Stunden – 36 Songs. Das war für mich ein Abend voller Erinnerungen an „früher“. Viele Abende habe ich mit dieser Musik verbracht – mit Rs und Ns Gesang, oft am Lagerfeuer, fast immer mit Ingelheimer Wein aus der Flasche. Heute Abend stand ein „Original“ auf der Bühne und parlierte munter Französisch („Je ne parle pas beaucoup français, so I`ll speak English.“) Ein Brite auf den Plaines d’Abraham, und in meinen Augen eine schöne Geste im Sinne von „Let`s give peace a chance!“

miércoles, 2 de julio de 2008




Banderas
El 24 de junio es día festivo aquí. Se celebra el día de Juan Batista, la fiesta nacional de Québec. No hay ley seca – y no se aplica la ley de prohibición de tomar en la calle. Sin embargo, fue una fiesta alegre – y en la noche tuvo lugar un concierto con muchos artistas conocidos. Por supuesto llegaron gente con banderas – en todos formatos, y en la gran mayoría fueron blanco-azules con la flor de lis. Pero vi también una o dos banderas mexicanas – pensaba yo. Bueno, le dio la bienvenida a este evento y pensaba “a lo mejor son mexicanos que celebran su primera fiesta nacional aquí y quieren incluir el amor por México en esta celebración.” Si no lo hubiera mencionado algunos días después a L., no me hubiera enterado que aquellas banderas “mexicanas” eran en realidad banderas quebequenses. Era la bandera de la Asociación San Juan Bautista, la organización para promover la independencia de Québec. En ella el color verde representa los inmigrantes irlandeses, el blanco los inmigrantes franceses, y el rojo los inmigrantes ingleses.

200 000 musical chairs
We are done; actually we were done before everyone else really got started. I suspect it has to do with summer – in winter, with more than five meters of snow on the ground, everybody stays put. But on July 1st a lot of people – 200 000 this year – move house. If you rent a home, an apartment, a room, the contract takes effect on July 1st and ends on June 30, one year later. Our house-moving was a record for me, regarding the distance between the old and the new place. We moved three meters vertically and about ten meters horizontally. Still, everything was packed, sorted, moved, unpacked, and resorted. Missing so far: one book, unfortunately one belonging to the library, and our paper towels. No big deal. I am rediscovering the kitchen, which H. and A. had organized for me. So we are in the same building, but with a different view and in a different space. Even the furniture is the same, although we never moved it... I will miss the fireplace. I welcome the new kitchen, complete with washer, dryer and dishwasher (modern time-saving comfort). I am looking forward to spectacular sunsets outside my window.


sábado, 28 de junio de 2008




















Jene Stadt

Es gibt Orte, die ich gesehen und vergessen habe. Andere Orte habe ich besucht, habe mich dort aufgehalten, und ich erinnere mich an das, was ich dort erlebt habe. Es gibt aber auch Orte, die ich besucht habe, die Teil meiner inneren Landschaft werden. Orte, an die ich später gerne in meiner Erinnerung zurück kehre. Orte, an denen ich mir vorstellen kann zu leben.
Die Reise in jene Stadt war geplant als zweitägiger Aufenthalt. Eigentlich hatte L. geplant dorthin zu reisen, und ich hatte gesagt „Na gut, dann komme ich mit.“ Vor meiner Abreise war ich zu beschäftigt gewesen, um mich um Sehenswürdigkeiten dort zu kümmern. Ich hatte eigentlich vor, zu lesen und darauf zu warten, dass L. seine Aktivitäten beendet, damit wir wieder abreisen können.
Wir kamen gegen 15 Uhr an, jeder mit einem kleinen Koffer auf Rädern. Sonnenschein und Ruhe lagen über dem winzigen kopfsteingepflasterten Bahnhofsvorplatz. Kein Taxi. Keine Menschenmenge. KEINE STRASSENHÄNDLER. Und dennoch, in der Luft lag sowas wie „Willkommen bei uns.“ Vielleicht lag es daran, dass die beiden Straßen, die in die Stadt führten, ein leichtes Gefälle hatten. Die Entscheidung, zum Hotel zu laufen, fiel uns leicht. Und schon dieser kurze Spaziergang war wie ein Ausflug in eine Welt, die in Ordnung zu sein schien. Häuser mit Gärten, Bürgerhäuser, viele viele Bäume, Blumen, Büsche, viel Rasen, und eine Stille, die durch die gelegentlichen Autos und Busse noch beruhigender und natürlicher wirkte. Das Hotel lag am Holzmarkt, direkt vor einem der vier ursprünglichen Zugänge zur Stadt. Ein erster Bummel mit einem Stadtplan in der Hand führte uns zu Schillers Gartenhaus, in dessen Garten er oft mit Goethe in einer Laube gesessen und geplaudert hat. Der Markt mit seinen zwei Denkmälern ist umgeben von schmucken Häusern, die, wie fast alle anderen, sorgfältig und anscheinend fachgerecht restauriert wurden. Sie sehen aus wie neu. Die Einwohner scheinen das Alte zu schätzen und sich daran zu freuen, genau wie ich. Ein Wirtshaus im ehemaligen Rathaus lud uns zu einem ersten ziemlich guten Bier ein, und im Schatten einiger Bäume, die verglichen mit den Häusern noch in den Kinderschuhen stecken, machten wir Pläne für die nächsten zwei Tage. Zu sehen gibt es mehr, als man in eineinhalb Tagen „abhaken“ kann, das wurde uns schnell klar. Wir hatten Zeit für eine Stadtführung, bei der wir die vier Türme und vier Stadttore besuchten und etwas über das Dreigestirn und über die sieben Wunder der Stadt lernten.
Was bleibt? Die Erinnerung an eine Stadtlandschaft, in der es sich wandeln lässt, in der man die Seele baumeln lassen aber auch produktiv sein kann. In der man träumen kann. Und in die man gerne zurück kehrt – im Traum oder in realiter.

domingo, 22 de junio de 2008


El cine ideal




¿Cuál es el lugar indicado para ver una película? La respuesta depende, por lo menos para mí, de mi propia experiencia. Solamente tras haber vivido la emoción de estar enfrente a una pantalla animada, en la obscuridad, con ojos abiertos o bien cerrados, según la historia, pueda yo evaluarla. Por lo tanto, puede ser que este texto invoque un desacuerdo en el muy estimado lector. Pero bueno, para mí, el lugar indicado para ver una película sigue siendo el cine. Esto no quiere decir que el cine es el único lugar donde veo películas. De hecho, hay otros lugares muy interesantes para hacerlo.
Por ejemplo, en el lugar de rodaje. La película todavía existe solamente en la imaginación de algunas personas. Todo un equipo de técnicos y de artistas se reúnen entonces en un lugar donde estas imágenes están transformadas en información digitalizada (en los viejos tiempos, fueron captadas en celuloide). En algunas ocasiones, tuve el placer de observar este trabajo mágico. Pude presenciar este momento donde la realidad deja de existir (cuando alguien grita “Luces – cámara – acción”). En estos momentos yo dejé de existir – para presenciar la historia, allí mismo. Que quede muy claro: no todo lo que vemos en las películas es artificial. Me recuerdo de una escena donde la actriz tenía que saltar al agua para salvar a alguien. Era una escena de noche. Lo que nadie ve en la película: se hicieron como diez tomas. Mi admiración por la actriz y por esta profesión nació en este momento Su entrega total a la historia, la capacidad de olvidarse a sí misma, es el secreto de la magia que resentimos cuando vemos el producto final.
Un lugar mucho más confortable para ver une película es mi casa. En casa hay los sillones que quiero, hay una pantalla bastante buena, aunque más chica que en el cine, y hay la posibilidad de parar la película en cada momento por cualquier motivo: ir al baño, rebobinar la escena, buscar una bebida, hasta para hacer palomitas.
Sin embargo, hay también este lugar que llamamos el cine. En realidad, no existe “el cine”, ya que en cada país es diferente el ambiente, la gente, el olor, el edificio. Hace algunas semanas fui a un cine que me impacto por ser “como antes solían ser los cines”. Me impactó por no ser lo que suelen ser los cines de hoy: cubículos en edificios anexados a un centro comercial, donde todo es ultra-moderno, de alta tecnología, y huele a eficiencia y negocio. Llegamos a una casa que anunció la película bajo el anuncio “teatro”. Compramos boletos, compramos una cerveza, y entramos en la sala para sentarnos en la primera fila del balcón. Los asientos (no sabía que todavía existen) eran de estos donde te sientes y la primera cosa que sabes es que tendrás a un vecino con lo cual vas a compartir un reposabrazos durante hora y media. Luego, se apaga la luz. Vienen los anuncios, y después un rato donde el mundo afuera deja de existir. Este cine tiene el ambiente de “amamos las películas”, y esto en sí es tan excepcional que me inspiró compartir con usted, estimado lector, la historia y la liga para ir.

viernes, 13 de junio de 2008

Happy people don’t need to have fun
A friend recently surprised me with this pun-like citation of Jean Stafford. A sentence I first smiled about. But then an old habit kicked in: I looked up the words just to be sure I understood the joke – if there was one. And once again, it was worth the trouble. “Happy” is derived from “hap”, meaning one’s luck (good or bad?) and also “an occurrence, a happening, or accident”. So the true meaning of “being happy” could once well have been: someone to whom something is happening. “Fun”, on the contrary, means “something that provides mirth or amusement”. So the citation could be interpreted as: As long as something is happening to me, as long as I am able to get present to what is happening, there is no need for amusement. What a liberating insight! Be with what is happening, and I shall not need to look for something else. Thank you, Jean Stafford, for this wonderful insight!

En train de voyager
Le train, spécialement en Europe, est peut-être mon moyen de transport préféré. J’aime voyager avec d’autres personnes, j’aime les observer, être observée, et de passer du temps devant une fenêtre derrière laquelle se « déroule »le paysage. Une fois embarqué j’ai du temps, je suis en attente d’arriver à ma destination. Si je suis seule, je commence souvent une conversation avec la personne assise à coté. Où bien mon voisin me pose une question, fait une remarque. On partage, un regarde l’autre, un étranger. On passe du temps ensemble, sans avoir besoin de se présenter. L’interlocuteur reste un étranger, et, par conséquence, ces conversations n’ont aucune conséquence. Elles sont « gratuites » - on parle pour parler, chose pas courante entre adultes. Même si les trains en Allemagne n’arrivent presque plus à l’heure, une fois qu’on est assis on peut découvrir un espace de détente.

domingo, 18 de mayo de 2008

3 Flüsse – auf den ersten Blick
Das Städtchen liegt am Sankt-Lorenz-Strom. Bevor Europäer hier siedelten und die älteste Stadt Nord-Amerikas nördliche von Mexiko-Stadt gründeten, war dies einer der Orte, an dem sich die Ackerbauer und die Jäger trafen, um ihre Erzeugnisse auszutauschen. Der Name geht auf einen Irrtum zurück. Vom Sankt-Lorenz-Strom sieht man drei Flussmündungen am nördlichen Ufer. Wenige Kilometer flussaufwärts jedoch vereinen sich diese Flussarme zu einem Wasserlauf, der heute „Saint-Maurice“ heißt. Ich frage mich, warum dieses Missverständnis in dem Ortsnamen verewigt wurde. Ob man davon auf den Sinn für Humor der Einwohner schließen kann? Über der Stadt liegt ein besonderer Duft, der entfernt an Holz erinnert. Der wichtigste Industriezweig ist die Papiererzeugung, und je nach Windrichtung schnuppert man sozusagen „ganz frisches Papier“. Komplementär dazu, sozusagen, ist hier die Poesie zu Hause. Allerdings stehen die Gedichte, die ich an jenem Montag morgen lese, auf Metalltafeln, die an vielen Gebäuden der Innenstadt angebracht sind. Ein vergnüglicher Bummel ist das, durch breite luftige Straßen, gesäumt von alten Häusern, die ganz entfernt an Westernfilme erinnern. Ab und zu komme ich an einem kleinen Park vorbei und lasse mich auf einer der Bänke in der Sonne nieder. Es herrscht Ruhe, Beschaulichkeit, Vor-Saison.
Auf einer der Tafeln lese ich:
„Niemals gesungen, niemals geträumt, niemals gelebt, niemals gegangen, wenn nicht zu dir allein. Du sähst den Frühling in meinem Winter.“ (Georgette Lacroix)

La capital de la poesía
Parecen tres ríos – pero se trata de uno solo, el San Mauricio, que desemboca aquí en la ribera norteña del San Lorenzo. La naturaleza se despierta, el sol templado por un viento fresco suavecito da ánimo de caminar las calles tranquilas del antiguo centro. Un cementerio anglófono, ahora un parque, me invita a descansar. Las lápidas, algunas ya deterioradas a tal punto que es imposible descifrar el nombre del difunto, se mantienen en su lugar donde habían las tumbas que ya nadie visita. Afuera, en las calles, descubro algunos tableros con fragmentos de poemas de amores y desamores.
“Éramos una vez nosotros dos, y tendremos mucho tiempo.” (Jean Royer)