mariposa monarca

sábado, 28 de junio de 2008




















Jene Stadt

Es gibt Orte, die ich gesehen und vergessen habe. Andere Orte habe ich besucht, habe mich dort aufgehalten, und ich erinnere mich an das, was ich dort erlebt habe. Es gibt aber auch Orte, die ich besucht habe, die Teil meiner inneren Landschaft werden. Orte, an die ich später gerne in meiner Erinnerung zurück kehre. Orte, an denen ich mir vorstellen kann zu leben.
Die Reise in jene Stadt war geplant als zweitägiger Aufenthalt. Eigentlich hatte L. geplant dorthin zu reisen, und ich hatte gesagt „Na gut, dann komme ich mit.“ Vor meiner Abreise war ich zu beschäftigt gewesen, um mich um Sehenswürdigkeiten dort zu kümmern. Ich hatte eigentlich vor, zu lesen und darauf zu warten, dass L. seine Aktivitäten beendet, damit wir wieder abreisen können.
Wir kamen gegen 15 Uhr an, jeder mit einem kleinen Koffer auf Rädern. Sonnenschein und Ruhe lagen über dem winzigen kopfsteingepflasterten Bahnhofsvorplatz. Kein Taxi. Keine Menschenmenge. KEINE STRASSENHÄNDLER. Und dennoch, in der Luft lag sowas wie „Willkommen bei uns.“ Vielleicht lag es daran, dass die beiden Straßen, die in die Stadt führten, ein leichtes Gefälle hatten. Die Entscheidung, zum Hotel zu laufen, fiel uns leicht. Und schon dieser kurze Spaziergang war wie ein Ausflug in eine Welt, die in Ordnung zu sein schien. Häuser mit Gärten, Bürgerhäuser, viele viele Bäume, Blumen, Büsche, viel Rasen, und eine Stille, die durch die gelegentlichen Autos und Busse noch beruhigender und natürlicher wirkte. Das Hotel lag am Holzmarkt, direkt vor einem der vier ursprünglichen Zugänge zur Stadt. Ein erster Bummel mit einem Stadtplan in der Hand führte uns zu Schillers Gartenhaus, in dessen Garten er oft mit Goethe in einer Laube gesessen und geplaudert hat. Der Markt mit seinen zwei Denkmälern ist umgeben von schmucken Häusern, die, wie fast alle anderen, sorgfältig und anscheinend fachgerecht restauriert wurden. Sie sehen aus wie neu. Die Einwohner scheinen das Alte zu schätzen und sich daran zu freuen, genau wie ich. Ein Wirtshaus im ehemaligen Rathaus lud uns zu einem ersten ziemlich guten Bier ein, und im Schatten einiger Bäume, die verglichen mit den Häusern noch in den Kinderschuhen stecken, machten wir Pläne für die nächsten zwei Tage. Zu sehen gibt es mehr, als man in eineinhalb Tagen „abhaken“ kann, das wurde uns schnell klar. Wir hatten Zeit für eine Stadtführung, bei der wir die vier Türme und vier Stadttore besuchten und etwas über das Dreigestirn und über die sieben Wunder der Stadt lernten.
Was bleibt? Die Erinnerung an eine Stadtlandschaft, in der es sich wandeln lässt, in der man die Seele baumeln lassen aber auch produktiv sein kann. In der man träumen kann. Und in die man gerne zurück kehrt – im Traum oder in realiter.

domingo, 22 de junio de 2008


El cine ideal




¿Cuál es el lugar indicado para ver una película? La respuesta depende, por lo menos para mí, de mi propia experiencia. Solamente tras haber vivido la emoción de estar enfrente a una pantalla animada, en la obscuridad, con ojos abiertos o bien cerrados, según la historia, pueda yo evaluarla. Por lo tanto, puede ser que este texto invoque un desacuerdo en el muy estimado lector. Pero bueno, para mí, el lugar indicado para ver una película sigue siendo el cine. Esto no quiere decir que el cine es el único lugar donde veo películas. De hecho, hay otros lugares muy interesantes para hacerlo.
Por ejemplo, en el lugar de rodaje. La película todavía existe solamente en la imaginación de algunas personas. Todo un equipo de técnicos y de artistas se reúnen entonces en un lugar donde estas imágenes están transformadas en información digitalizada (en los viejos tiempos, fueron captadas en celuloide). En algunas ocasiones, tuve el placer de observar este trabajo mágico. Pude presenciar este momento donde la realidad deja de existir (cuando alguien grita “Luces – cámara – acción”). En estos momentos yo dejé de existir – para presenciar la historia, allí mismo. Que quede muy claro: no todo lo que vemos en las películas es artificial. Me recuerdo de una escena donde la actriz tenía que saltar al agua para salvar a alguien. Era una escena de noche. Lo que nadie ve en la película: se hicieron como diez tomas. Mi admiración por la actriz y por esta profesión nació en este momento Su entrega total a la historia, la capacidad de olvidarse a sí misma, es el secreto de la magia que resentimos cuando vemos el producto final.
Un lugar mucho más confortable para ver une película es mi casa. En casa hay los sillones que quiero, hay una pantalla bastante buena, aunque más chica que en el cine, y hay la posibilidad de parar la película en cada momento por cualquier motivo: ir al baño, rebobinar la escena, buscar una bebida, hasta para hacer palomitas.
Sin embargo, hay también este lugar que llamamos el cine. En realidad, no existe “el cine”, ya que en cada país es diferente el ambiente, la gente, el olor, el edificio. Hace algunas semanas fui a un cine que me impacto por ser “como antes solían ser los cines”. Me impactó por no ser lo que suelen ser los cines de hoy: cubículos en edificios anexados a un centro comercial, donde todo es ultra-moderno, de alta tecnología, y huele a eficiencia y negocio. Llegamos a una casa que anunció la película bajo el anuncio “teatro”. Compramos boletos, compramos una cerveza, y entramos en la sala para sentarnos en la primera fila del balcón. Los asientos (no sabía que todavía existen) eran de estos donde te sientes y la primera cosa que sabes es que tendrás a un vecino con lo cual vas a compartir un reposabrazos durante hora y media. Luego, se apaga la luz. Vienen los anuncios, y después un rato donde el mundo afuera deja de existir. Este cine tiene el ambiente de “amamos las películas”, y esto en sí es tan excepcional que me inspiró compartir con usted, estimado lector, la historia y la liga para ir.

viernes, 13 de junio de 2008

Happy people don’t need to have fun
A friend recently surprised me with this pun-like citation of Jean Stafford. A sentence I first smiled about. But then an old habit kicked in: I looked up the words just to be sure I understood the joke – if there was one. And once again, it was worth the trouble. “Happy” is derived from “hap”, meaning one’s luck (good or bad?) and also “an occurrence, a happening, or accident”. So the true meaning of “being happy” could once well have been: someone to whom something is happening. “Fun”, on the contrary, means “something that provides mirth or amusement”. So the citation could be interpreted as: As long as something is happening to me, as long as I am able to get present to what is happening, there is no need for amusement. What a liberating insight! Be with what is happening, and I shall not need to look for something else. Thank you, Jean Stafford, for this wonderful insight!

En train de voyager
Le train, spécialement en Europe, est peut-être mon moyen de transport préféré. J’aime voyager avec d’autres personnes, j’aime les observer, être observée, et de passer du temps devant une fenêtre derrière laquelle se « déroule »le paysage. Une fois embarqué j’ai du temps, je suis en attente d’arriver à ma destination. Si je suis seule, je commence souvent une conversation avec la personne assise à coté. Où bien mon voisin me pose une question, fait une remarque. On partage, un regarde l’autre, un étranger. On passe du temps ensemble, sans avoir besoin de se présenter. L’interlocuteur reste un étranger, et, par conséquence, ces conversations n’ont aucune conséquence. Elles sont « gratuites » - on parle pour parler, chose pas courante entre adultes. Même si les trains en Allemagne n’arrivent presque plus à l’heure, une fois qu’on est assis on peut découvrir un espace de détente.