mariposa monarca

domingo, 22 de junio de 2008


El cine ideal




¿Cuál es el lugar indicado para ver una película? La respuesta depende, por lo menos para mí, de mi propia experiencia. Solamente tras haber vivido la emoción de estar enfrente a una pantalla animada, en la obscuridad, con ojos abiertos o bien cerrados, según la historia, pueda yo evaluarla. Por lo tanto, puede ser que este texto invoque un desacuerdo en el muy estimado lector. Pero bueno, para mí, el lugar indicado para ver una película sigue siendo el cine. Esto no quiere decir que el cine es el único lugar donde veo películas. De hecho, hay otros lugares muy interesantes para hacerlo.
Por ejemplo, en el lugar de rodaje. La película todavía existe solamente en la imaginación de algunas personas. Todo un equipo de técnicos y de artistas se reúnen entonces en un lugar donde estas imágenes están transformadas en información digitalizada (en los viejos tiempos, fueron captadas en celuloide). En algunas ocasiones, tuve el placer de observar este trabajo mágico. Pude presenciar este momento donde la realidad deja de existir (cuando alguien grita “Luces – cámara – acción”). En estos momentos yo dejé de existir – para presenciar la historia, allí mismo. Que quede muy claro: no todo lo que vemos en las películas es artificial. Me recuerdo de una escena donde la actriz tenía que saltar al agua para salvar a alguien. Era una escena de noche. Lo que nadie ve en la película: se hicieron como diez tomas. Mi admiración por la actriz y por esta profesión nació en este momento Su entrega total a la historia, la capacidad de olvidarse a sí misma, es el secreto de la magia que resentimos cuando vemos el producto final.
Un lugar mucho más confortable para ver une película es mi casa. En casa hay los sillones que quiero, hay una pantalla bastante buena, aunque más chica que en el cine, y hay la posibilidad de parar la película en cada momento por cualquier motivo: ir al baño, rebobinar la escena, buscar una bebida, hasta para hacer palomitas.
Sin embargo, hay también este lugar que llamamos el cine. En realidad, no existe “el cine”, ya que en cada país es diferente el ambiente, la gente, el olor, el edificio. Hace algunas semanas fui a un cine que me impacto por ser “como antes solían ser los cines”. Me impactó por no ser lo que suelen ser los cines de hoy: cubículos en edificios anexados a un centro comercial, donde todo es ultra-moderno, de alta tecnología, y huele a eficiencia y negocio. Llegamos a una casa que anunció la película bajo el anuncio “teatro”. Compramos boletos, compramos una cerveza, y entramos en la sala para sentarnos en la primera fila del balcón. Los asientos (no sabía que todavía existen) eran de estos donde te sientes y la primera cosa que sabes es que tendrás a un vecino con lo cual vas a compartir un reposabrazos durante hora y media. Luego, se apaga la luz. Vienen los anuncios, y después un rato donde el mundo afuera deja de existir. Este cine tiene el ambiente de “amamos las películas”, y esto en sí es tan excepcional que me inspiró compartir con usted, estimado lector, la historia y la liga para ir.

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